Una noche se sentó, en aquella plaza, con los pies descalzos y un vestido rojo, el cabello corto y su cartera abierta… Había perdido sus fotos, el deleite de aquel olor natural y todo olia a sol, a grama tostada… Era de noche y ella pensaba en el día, recordando su imagen en esa calle tan llena como vacía, su cabello se pasaba al rostro aun cuando una cola de caballo debía contenerlo todo, pero no se podía, el este se aguantaba su rebeldía con trazos de cobardía… Se sintió vacía, lo perdió todo y no sabia como…
Ella… Simplemente era ella y no habitaba en su cuerpo otra, solo aquella, que era ella…
-EmA
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